Amarse, cliquearse

Doce etnias diferentes viven juntos en el barrio de Mondesa. Cultivaron paz y amistad incluso cuando los colonizadores intentaron agitar celos entre ellos. Antes de la independencia de Namibia en 1990, los blancos casi nunca llegaron al barrio pero visitas culturales organizadas a nivel local están a punto de cambiar eso.

publicado por Peace Boat, enero 17, 2013 >>, traducción inglés >>

  • "I have 627 children" says Bertha Kadhila, principal of Hanganeni Primary School. She feels a motherly responsibility for each of them, spending a part of her own salary on improving their living conditions.
  • The school outside of Svakopmund in Namibia receives nearly daily visits of tourists and non-governmental organisations. This provides it with some money to maintain its facilities.
  • Agoste, a medicine woman of the Nama ethnicity, welcomed participants in her house, showing them herbs against illnesses and for good luck.
  • "Yummy, a worm!" Most in-port programme participants tried the specialities of the Ovambo ethnicity at the local shebeen (pub) "Back of the Moon" - mopane worms as well as mahango (millet), ekaka (wild spinach) and omaluvu (traditional African sorgam beer).
  • The local boygroup "Vocal Galere" performed for Peace Boat participants.
  • Oma Lina was already 65 years old, when apartheid in Namibia finally ended in 1990. As a Damara chief she judges on domestic and community issues.

Bertha Kadhila tiene sus ojos en todas partes. La mujer fuerte se para en medio de un polvoriento patio de la escuela en el municipio de Namibia Mondesa en una chaqueta blanca inmaculada. Hace mil cosas al mismo tiempo, posa para fotos con los visitantes de Peace Boat, da una entrevista y comparte consejos y abrazos maternales con los niños que tiran sus mangas. Al explicar las políticas educativas de Namibia, para a dos niñas corriendo por la escuela. “Johanna, Alina, muestren las aulas a nuestros visitantes”. Guiados por la oganización socia de Peace Boat, Hata Angu Tours Culturales, 46 participantes visitaron el pequeño pueblo en las afueras de Svakopmund para aprender acerca de la coexistencia de diferentes etnias y el legado del apartheid y el colonialismo. Namibia obtuvo su independencia hace muy poco tiempo, en 1990, después de haber sido un protectorado imperial alemán desde 1884 hasta fines de la Primera Guerra Mundial y una colonia de Sudáfrica hasta 1990. “Antes de la independencia, los blancos nunca iban a los municipios. Queremos cambiar eso”, explica el guía turístico Shangombe Castro, que vive en el asentamiento y toma clases de turismo en las tardes. Raymond Inixab, Damara, y su esposa Michelle Lewis fundaron Hatu Angu (“Vamos a conocernos”) en 2001. Una parte de las ganancias va a las instituciones y personas visitadas, así como a proyectos comunitarios.
La escuela fuera de Svakopmund en Namibia recibe visitas casi diarias de los turistas y las organizaciones no gubernamentales. Esto le brinda un poco de dinero para mantener sus instalaciones
Criada en una familia pobre en Mondesa, Bertha Kadhila desea mejorar el futuro de sus “niños” como ella los llama. La directora de la Escuela Primaria Hanganeni actúa como gestora y madre, maestra y recaudadora de fondos, portavoz y guía turística. Su dedicación y sus habilidades en múltiples tareas mantienen todo – una escuela con tan sólo 19 profesores para 627 niños procedentes de entornos desfavorecidos. Muchos de ellos viven en chozas provisionales sin acceso a la electricidad o el agua en la llamada “área de recepción” a las afueras del municipio conocido como (Comunidad de Reasentamiento Democrático, DRC por sus siglas en inglés). Muchos tienen padres sin trabajo y luchando para cuidarlos. Un número significativo no tienen padres debido a la epidemia de VIH / SIDA que Namibia está sufriendo. “94 nuevos alumnos no se han presentado todavía, a pesar de que ya han transcurrido dos semanas del año escolar”, dice. “Yo tengo que hablar urgentemente con sus padres. Y tengo que encontrar patrocinadores para comprar útiles escolares y mantener nuestras instalaciones”.
Desde principios del año 2013, el gobierno de Namibia ha brindado educación gratuita a todos los estudiantes, finalmente implementando una ley que fue aprobada en 1990. “Ahora más padres pueden enviar a sus hijos a la escuela”, dice Bertha Kadhila. Según ella, el 90 por ciento de todos los niños en Mondesa actualmente asisten a la escuela, el 60 por ciento de los que terminan la escuela primaria continúan con la secundaria y el 45 por ciento de las personas que pasan su examen final comienzan la universidad. Pero mientras que el gobierno condona los derechos de matrícula y ofrece implementos y maíz para las comidas, las escuelas de Namibia tienen que encargarse del suministro de equipos, mantenimiento, cocineros y uniformes escolares para los estudiantes sin recursos. Esto no es un problema para las escuelas privadas en Svakopmund, pero es sin duda un reto para Mondesa. Bertha Kadhila recibe donaciones de las ONG, las empresas pesqueras y los visitantes individuales y paga dos cocineros de su propio salario. “Hanganeni”, el nombre de la escuela, significa “Unámonos!”. “Todo es posible” es el mensaje Bertha Kadhila intenta propagar, solo si nos mantenemos unidos. “Mis hijos hablan Damara, Obambo, herero y afrikaans, pero podemos entender las lenguas de los demás”, dice. “La etnia no juega ningún papel”.
Al conducir por los caminos grandes de arena de Mondesa en mini buses, el guía turístico Castro Shinbundo señala unas chozas de madera de colores. “Esas casas tienen una sola habitación”, dice. “En 1960, el gobierno de la colonia se las dio a los Ovambo, mientras que las familias Damara recibieron dos habitaciones y los hereros, tres. Estas injusticias se suponía que causarían celos, con el fin de que los grupos no se unieran para luchar contra los colonizadores.” Pero las doce etnias diferentes que han coexistido en Namibia durante siglos no permitieron que las políticas del gobierno se interpusieran entre ellos. El propio Castro Shinbundo es una mezcla de Damara, Shinbundo de la vecina Angola y herero. Él le enseñó a los participantes los saludos para sus visitas a las casas Nama, Damara, Herero y Ovambo (“Inai-EET! Matisa! Kore-e! Ongeni!”), así como distintos sonidos de clic. “Ten cuidado”, dice, riendo. “Dependiendo de cómo resalte los clics, ‘nam’ puede significar barco, cerca, un abrazo o amor. Usted no quiere confundir eso”.
Al igual que muchas mujeres Herero, Thalida sueña convertirse en la primera esposa. “La primera esposa no tiene que hacer nada, mientras que la segunda se encarga de los niños y la tercera hace la limpieza”, explica a los participantes de Peace Boat mientras la visitan en su jardín. Herero es el único grupo étnico que permite la poligamia en Namibia, pero de acuerdo a Thalida el número de mujeres por cada hombre se ha reducido a “sólo” cuatro en los últimos años debido al VIH / SIDA. “Casi no hay conflictos entre las esposas, porque la primera elige las otras esposas, no el hombre”, dice, observando las caras de sorpresa de los participantes. “Pero el marido inventa excusas, cuando está visitando a las otras esposas.” No muy lejos de la casa de Thalida, la mujer Nama, Agoste vive en una choza pobre. Desde joven fue elegida y entrenada para convertirse en una mujer de la medicina, pero el número de sus clientes disminuye a medida que los jóvenes consultan más a los médicos occidentales. “Este es Xunru, cura las infecciones de garganta”, dice ella, pasando un vaso con semillas de color marrón que recogió en la estepa. Hay Xucha para el apetito, Xarab para el dolor de pecho, hay hierbas contra el estrés, para aumentar la leche materna, para la buena suerte y como un afrodisíaco. La gente de Namibia puede escoger entre los métodos tradicionales y modernos en lo que respecta a la jurisdicción. Para pequeños problemas domésticos o problemas como la violencia o la herencia pueden dirigirse a un juez o un comité tribal. Este último suele reunirse en Oma (“abuela”), el lugar de Lina. Como jefe del grupo local de Damara, la frágil mujer de 87-años de edad, es influyente. “Una vez se haya decidido sobre un tema, tiene que ser aceptado y no puede tratarse nuevamente en la corte.”
Conduciendo de vuelta a Walvis Bay a lo largo de las más antiguas dunas del mundo, el grupo de Peace Boat pasa campos de golf y un complejo de vacaciones “para las personas que son tan ricas que el dinero debe caer de su boca”, como dice Castro Shinbundo. Recuerda el momento en que los paparazzi extranjeros asediaron la localidad, debido a que la actriz Angelina Jolie tuvo a su primer bebé biológico. “Lamentablemente los periodistas nunca han llegado a Mondesa”. Aunque algunos namibios negros y mestizos han ascendido a la clase media debido al Programa de Empoderamiento Económico Negro después del apartheid, la mayoría siguen viviendo en los municipios. Pero a diferencia de los sudafricanos que están luchando por la redistribución de la tierra, casi ningún habitante de Mondesa considera mudarse a Svakopmund. “Nuestro municipio es mucho más animado y la cohesión social es mejor” Castro Shangombe explica. Por la tarde, los estudiantes de la Escuela Primaria Hanganeni caminan en todas las direcciones – hacia las chozas provisionales de la zona de reasentamiento y hacia los edificios de madera de Mondesa. Es imposible decir quién es un Damara, Herero un Ovambo. Imposible también decir quien tiene casa de una, dos o tres habitaciones. Los uniformes se pueden ver a través del polvo de las calles, puntos de color gris, rojo y azul, saltando y corriendo.

Fotos: Christina Felschen/Peace Boat
Traducción: Peace Boat