Al mirar sobre la hermosa ciudad de Valparaíso con sus numerosos cerros, la mirada de Viviana Fernández se para inevitablemente en el Cerro Artillería y le agarran escalofríos. El sol ilumina un gran complejo de edificios, rodeado de vastos espacios verdes – lo que parece ser un espacio idílico para los turistas es una pesadilla para ella. Cuando tenía 14 años, agentes del dictador Augusto Pinochet invadieron su barrio en el Cerro Florida y la secuestraron a ella junto a su hermana a la infame prisión en el Cerro Artillería, Silva Palma. “Vinieron de noche”, recuerda ella durante un encuentro con los participantes de Peace Boat. “Nos llevaron con ellos, sin dar ninguna explicación a nuestros padres.” En ese entonces, la adolescente Viviana distribuía periódicos para un grupo de jóvenes comunistas, el cual había apoyado a Salvador Allende antes de que los militares derrocaran su gobierno con el golpe de estado de 1973. “Me interrogaron y me torturaron por una semana, de día y de noche. La comida venía irregularmennte, como si fuera un favor que nos hacían. Y yo temía constantemente que me violaran.” Viviana fue puesta en libertad una semana después, pero los militares hicieron todo lo que pudieron para aislarla de su antiguo grupo de amigos. “Me prohibieron volver al colegio secundario y por un año tenía que reportar mi presencia constantemente a una comisaría. Mis vecinos y parientes me trataban con desconfianza; dejaron de visitarnos y de invitarnos”, recuerda. Afortunadamente, el director de su escuela también apoyaba a los partidarios de Allende y le dió clases secretamente en su oficina por un año, lo cual le permitió terminar sus estudios secundarios. “Dado el nivel de discriminación y de aislamiento en el que nos encontrábamos, mis padres me pidieron no hablar sobre este tema”, dice Viviana Fernández, haciendo pasar sus dedos por sus labios como cerrando un cierre. “Por 30 años, no volvimos a tocar el tema.”
Valparaíso se encuentra entre los puertos que Peace Boat visita con más frecuencia. Sólo en los últimos 4 años, la organización ha estado en la hermosa ciudad natal de Pablo Neruda doce veces. En el 2010 el gran terremoto en Chile ocurrió tan sólo dos días antes del programado arrivo, lo cual hizo imposible la parada del Viaje 68. En lugar de eso, los participantes juntaron ropa y dinero, los cuales fueron enviados via el programa UPA (United People’s Alliance), en un pequeño bote, a la población necesitada. Durante el Viaje 78, un grupo de participantes aprendieron sobre las consecuencias de la dictadura de Pinochet, el cual sacudió a Chile más de lo que cualquier terremoto pudiera hacer. Desde 1973 hasta el referéndo, el cual hizo que Augusto Pinochet dejara el poder en 1990, miles de chilenos fueron encarcelados y tortuados por razones políticas. “Secuestraban niños, mujeres y hombres – cualquiera podía ser un Allendista. Ninguno podía ser la excepción” enfatizó Nelson Cabrera, fundador de la organización socia de Peace Boat, Cine Forum, durante un almuerzo en su organización. “Viví en una cápsula por treinta años”, continuó diciendo Viviana Fernández. “Nadie sabía lo que me había pasado.” Pero cuando Chile creó su primera Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura en 2003, sus esperanzas se vieron renovadas. Por primera vez se encontró con su hermana y su madre y hablaron acerca de lo que había ocurrido. Sin embargo, al igual que otras víctimas, encontró los resultados de las dos “Comisiones Valech” – llamada así por estar presidida por el monseñor Sergio Valech – un tanto decepcionantes. Mientras que los grupos de ex prisioneros políticos suman 400,000 víctimas de la tortura, de acuerdo a la definición de tortura de la ONU, las Comisiónes Valech solo reconocieron 38,254 víctimas. “Nuestro gobierno aún trata de minimizar lo que ocurrió”, criticó Nelson Cabrera, quien fue también un preso político. “Es que no quiere interferir con las Fuerzas Armadas.”
Cuando las fuerzas aéreas de Pinochet bombardearon el Palacio de la Moneda en 1973, el presidente Salvador Allende anunció en su radio “Voy a morir ahora, pero algún día volverá a haber democracia en Chile!” Chile recuperó oficialmente la democracia en 1990, pero la dictadura traumatizó a una generación entera y su legado aún permanece. A diferencia de la Argentina, en donde el antiguo campo de tortura ESMA fue entregado el público en 2007, Silva Palma es todavía una escuela de la fuerza naval chilena. Hasta el día de hoy, el gobierno de Piñera ha rechazado la demanda de grupos de víctimas de convertirlo en un museo de derechos humanos. “Los civiles que ayudaron en la detención y tortura siguen libres”, afirma Viviana Fernández, mencionando personas que han reconocido a sus torturadores caminando por la calle. “No han sido juzgados y siguen teniendo poder político. Hoy en día hay mucha impunidad en Chile.” Los testimonios de las víctimas, dadas en las Comisiones Valech no pueden ser utilizados en los juicios, porque han sido mantenidos en secreto por 50 años – en contraste con los archivos de Terror de Paraguay y Argentina. Hoy, esta mujer de 53 años coordina un grupo de ex niños prisioneros (“Agrupación de Ex-menores Víctimas de Prisión Política y Tortura”). El Reporte de Valech ha reconocido 1080 menores que fueron detenidos siendo menores de edad, como Viviana Fernández, o que han nacido en prisión – algunos de ellos como resultado de violaciones. “Muchos niños han sufrido traumas y han cargado una pesada carga por todos estos años”, enfatizó Viviana Fernández. “Tienden a desconfiar de otras personas, aislarse socialmente, tener un bajo autoestima y una mala consciencia. Tratamos de darles apoyo social, judicial y psicológico. Pero las víctimas todavía tienen falta de atención pública y de una compensación moral. Hasta el día de hoy, no ha sido públicamente reconocido que fuimos encarcelados por nuestras ideas políticas y no porque habíamos cometido algún acto de delincuencia. Aunque hemos pedido por la devolución de las casas de trabajadores que fueron expropiadas durante la dictadura, todavía ni siquiera tenemos un lugar para nuestras reuniones. Particularmente, el gobierno de Piñera hace que las cosas sean muy difíciles para nosotros.”
Pero existe un destello de esperanza. 2013 va a convertirse en un año memorable para el Chile post-Pinochet. Cuarenta años después del golpe de estado, los activistas han finalmente conseguido dos grandes logros: ex-oficiales militares serán juzgados y el cuerpo de Pablo Neruda será exhumado en Marzo para investigar las razones de su repentina muerte. El famoso escritor chileno era el número dos en la alianza de los partidos socialista y comunista que presidía Allende. Una semana después del golpe, las fuerzas militares lo llevaron en ambulancia al hospital, donde murió poco tiempo después – presuntamente de cáncer. Pero muchos están convencidos de que en realidad fue envenenado – entre ellos, el último asistente de Neruda, Manuel Araia, quien también fue víctima de tortura. “Recibimos su llamada pocas horas antes de su muerte”, contó a los participantes de Peace Boat cuando visitaron un antiguo campo para prisioneros políticos. “Neruda nos pidió que fuéramos al hospital inmediatamente. ‘Un doctor me está dando una inyección en la panza y tengo fiebre alta’, dijo.” Manuel Araia – con traje y conducta formal – ha dedicado su vida a encontrar la razón de la muerte de Neruda, a quien honra como “el más grande escritor de todos los tiempos, no sólo en Chile, sino en el mundo entero”. Recientemente, publicó un libro sobre este caso. “He luchado por la exhumación por décadas, para mí es un paso necesario para llegar a la justicia.”
En Valparaíso, los participantes de Peace Boat pudieron darse cuenta de cómo la memoria de la dictadura da forma a las campañas políticas para las elecciones presidenciales de noviembre. “Nuestros derechos humanos han sido sistemáticamente violados, no sólo durante la dictadura, sino también durante los supuestos tiempos democráticos”, afirmó el candidato independiente Marcel Claude durante una ceremonia de paz que tuvo lugar en el monumento para las víctimas del régimen militar de Pinochet. “La persecución de los Mapuche, la represión del movimiento estudiantil en 2011 y la violación de los derechos esenciales a la salud y a la nutrición es hoy en día tan fuerte como lo era en los años de la dictadura.” Claude promete a sus votantes renovar la constitución, renacionalizar los grandes recursos de cobre de Chile e introducir sistemas de salud pública y educación. “Chile es una gran mina de sal en donde una pequeña minoría apropia, invierte y explota todos los recursos”, criticó en su discurso, refiriéndose indirectamente al presidente de derecha Sebastián Piñera (Coalición por el Cambio), quien posee acciones de las más grandes compañías. Antes de la visita, los participantes de Peace Boat hicieron mil grullas de papel para la organización socia Cine Forum y los sujetaron al monumento. La grulla es un símbolo de la paz en Japón; la leyenda cuenta que por cada mil grullas dobladas, un deseo se hará realidad. “Hemos perdido la esperanza de que este gobierno o los gobiernos venideros vayan a resolver los problemas de Chile”, agregó la líder estudiantil Carla Amtmann en un discurso apasionado, que recordó a la gente de Camila Vallejo, la famosa líder de los movimientos estudiantiles de 2011. “Tenemos que tenerlos en nuestras propias manos y luchar contra el capitalismo y el neoliberalismo unidos como un pueblo.”
El viento costero sacude los paneles del techo de la cárcel de Valparaíso, el cual fue convertido en un centro cultural en el cambio de siglo. Parecía el sonido de las cadenas y trae recuerdos de los 1.000 presos políticos que eran mantenidos aquí cada año durante la dictadura. Uno de ellos fue Nelson Cabrera, quien fue parte de un movimiento de resistencia. “Comitiendo actos de sabotaje con en el equipo militar, intentamos propagar esperanza a la población oprimida, que sufría de un shock tras el golpe de Estado.” Después de 18 meses de prisión, fue condenado a abandonar el país durante 12 años por un consejo de guerra. “Pero no me fui”, sonríe por primera vez. “Me oculté y nunca me encontraron. La foto que tenían de mí era muy diferente.” Un accidente que tuvo en aquel momento le ayudó a cambiar su fisonomía. Cuando su rostro tuvo que ser operado, convenció a los médicos a realizar una cirugía plástica. Nelson Cabrera dejó crecer su barba, adquirió una nueva identidad como “Jorge García” y nunca se quedó en un departamento por más de dos meses. Al final de la dictadura fundó Cine Forum, una cooperativa que produce y muestra cine alternativo. Para apoyar a sus socios locales, Peace Boat ha donado seis cámaras digitales y dos video cámaras, así como trece cintas de video a través del programa UPA, los cuales Nelson Cabrera aceptó felizmente. Nelson Cabrera terminó un guión para producir una película sobre sus años en prisión y los años en los que se mantuvo oculto – pero las fundaciones gubernamentales se han negado a darle subvención.
Traducción: Peace Boat